miércoles, 19 de agosto de 2020

En el largo y sinuoso camino. The long and winding road (19.08.2020).

 

 

 


El caminante paseó anoche por Ciudad Jardín. No fue igual que otras veces cuando frecuentaba esas salidas. Esta vez fue distinto. Caminaba casi desnudo pues sus ropas eran trapos que colgaban de sus carnes. No vestía con vaqueros acampanados, ni camisa de flores y ni siquiera sus botas eran de media caña. Su pelo tampoco caía sobre sus hombros.

 

El barrio estaba a oscuras, sin embargo era de día. En las calles los coches se apretujaban para ganarse el espacio que en otro tiempo sobraba. Las casas estaban cerradas, los jardines sin plantas que lucieran flores, las cancelas echadas, los balcones y ventanas presagiaban que, tras sus persianas, nadie hacía vida. Tampoco cantaban los mirlos ni los canarios.

 

Los chicos del lugar no se veían jugando en las calles. Las bicicletas se habían convertido en motos que miraban hacia los frontis de las casas esperando que aparecieran sus dueños, para llevarlos lejos de aquel silencioso lugar. No se escuchaban las guitarras eléctricas ni las voces entonando <<The Long and Winding Road>>.

 

Aquel espacio vacío no podía ser su amado Ciudad Jardín.  Allí fue el chico más feliz del mundo. Allí sus amigos eran los dueños de las calles. Allí, siempre, hubo vida. Allí los jardines estaban mojados, las plantas lucían flores que competían en belleza. Allí la alegría reía. Allí los chicos y las chicas se querían, si era preciso, en la distancia, con una mirada, con un roce de sus manos, a través de una sonrisa o con una simple carta escrita en una hoja de libreta.

 

—<<¡Así no!>> —dijo malhumorado. Volvió a su casa cabizbajo. No quiso caminar por aquellas calles tan tristes. Aquel desmejorado barrio no era Ciudad Jardín.

 

Por la mañana, el caminante se despertó muy pronto. Tomó camino de la ducha y cuando el agua resbaló por sus carnes se dio cuenta de que años atrás todos eran jóvenes y que Ciudad Jardín era otro lugar. Se percató de que ya él tampoco era quien fue, aunque cada día soñara con serlo  y vivir lo que en aquel lugar disfrutó tan intensamente.

 


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