lunes, 1 de mayo de 2023

Who's fucking, Toba? NOSOTROS (I PARTE). (01.05..2023).


 Un mucho de Soul y Rhythm and Blues.



Album de Jaime García. Rio Guadalquivir. De izquierda a derecha: Alberto, Jaime, Fito, Paco Toribio y Toba.



El año sesenta y ocho del siglo pasado fue un año distinto, con muchos acontecimientos internacionales. Cambios sociales que se habían quedado obsoletos desde el punto de vista de la ciudadanía de los distintos países. En ese menester, jugaron un papel dominante la juventud con sus revueltas, los trabajadores que precisaban de mejoras salariales y condiciones laborales, los negros en busca de los mismos escenarios de vida que los blancos y las clases sociales más desfavorecidas para mejorar. O sea, el mayo francés, las protestas por la guerra de Vietnam, el movimiento por los derechos civiles, ambos en USA; el movimiento hippy, la Primavera de Praga etc.. Y en cuanto a España el comienzo de las huelgas universitarias en contra de la dictadura, aunque con menos empaque y empuje que los hechos mencionados anteriormente.  


En ese contexto de comienzos de un mundo distinto, Jaime el Fósforo y Toba se pusieron manos a la obra para formar el grupo que les llevaría a la península. Deseaban disfrutar de lo que les gustaba y además vivir esa experiencia con vistas a labrarse un futuro profesional. Barajaban músicos del mercado local. Pronto contaron con Alberto Navarro (guitarrista rítmico) y Paco Toribio como bajista (madrileño y hermano de Kid Daniel, famoso boxeador al que apodaban Mandíbula de Cristal, quien con el tiempo tuve una buena amistad con él en Puerto Rico del sur grancanario). Hay que decir que tanto Alberto como Paco procedían de otra banda local llamada Los Filipinos. Adolfo Pareja, Fito (q.e.p.d.) fue el guitarrista primero que ficharon y uno de los grandes músicos canarios que dominaba todos los estilos con destreza y un improvisador nato.


Se reunían para ensayar, y a la vez tocar los fines de semana en el Tagor, un local situado en Schamann, sobre el Canódromo Nuevo Campo España, en la esquina de las calles Henry Dunant y del Obispo Servera, en un edificio cuya segunda planta se había habilitado para música en vivo y donde su dueño, el amable don Modesto García Castellano les permitía esa preparación, entre semana, con el fin de ir haciendo un repertorio adecuado.  Así, con siete meses de duro trabajo, en marzo del sesenta y ocho estaban listos para iniciar la aventura. Dicho repertorio estaba formado por blues, rock, rhythm and blues, pop, ect.. Temas escogidos de los Rolling Stones, Cream,  The Beatles, The Who, The Kinks,  The Eagles, etc..


Y allá se fueron, a Andalucía, con una carta bajo el brazo de don Eduardo Bautista, que andaba ya por la península con los Ídolos, destinada al Gerente de Producciones Pulpón, (don Jesús A. Pulpón) el más importante productor de músicos de la época en el territorio nacional. Y los jóvenes músicos canarios aparecieron en el catálogo de conocidísimos artistas andaluces, entre ellos Lola Flores, Manuel Molina (el de Lole Montoya), Enrique El Cojo, Mairena, Fosforito, Camarón de la Isla, Antonio Gades, el cuadro flamenco Las Brujas,  etc.. 


Embarcaron en marzo en el buque Plus Ultra que junto al Ciudad de Cádiz, el Ciudad de Algeciras y el Ernesto Anastasio de Trasmediterránea, realizaban la travesía hasta Andalucía. El destino escogido fue Sevilla. Siete días duró la navegación, con parada en Cádiz. Tanto Jaime como Alberto cuentan como un temporal que soportaron, mareó al pasaje y hasta a un marinero profesional que compartía espacio con la banda. Hay que decir que Gustavo González Suárez, aunque músico también que había dejado Los Bárbaros, se enroló en la banda y realizó la gira en calidad de pipa  (ya saben que en el argot roquero el pipa es aquella persona que se ocupa de ayudar con los menesteres de carga y apoyo necesario para las actuaciones. Luego se incorporaría a un conjunto andaluz llamado Los Crich. A la misma vez se incorporó el sevillano Isidoro Rodríguez Algorín en los teclados.

 



Album de Jaime García. Parque María Luisa (Sevilla). De izq a der: Toba, Jaime, Alberto, Gustavo, Paco Toribio y Fito.



Llegados a su destino, ocuparon habitaciones en pensiones. Las condiciones de las estancias no eran las adecuadas ni las más acogedoras, pero no había otra opción, al menos, mientras no resolvieran el primer gran inconveniente que se les presentó, que no fue otro que la requisa de los instrumentos y aparatos (unos setecientos kilos de mercancía). Probablemente el vista de aduanas consideró que aquellos instrumentos y aparatos podrían ser vendidos en el mercado musical, pues eran de última facturación y de marcas desconocidas para los músicos andaluces, si tenemos en cuenta, además, que todo lo que entraba en la península procedente de Canarias, por su condición de Puertos Francos, era mirado con lupa. Toba cuenta que se desplazaron en diferentes momentos a la aduana, situada muy cerca de la Torre del Oro, y que llegó a tener una cierta amistad con el funcionario, pero ni eso hizo que cambiara de opinión, hasta que el padre de Jaime envió un aval y consiguieron con gran alegría disponer de los medios que les daría la posibilidad de tocar y ganar unas pesetas para mejorar las condiciones de habitabilidad y manutención.




                        Recorte de prensa sevillana


El señor J. A. Pulpón, solucionado el gran inconveniente de los instrumentos,  se portó muy bien con ellos e inmediatamente contaron con actuaciones para ir sobrellevando la situación económica. Jaime, en mi presencia y a demanda de Toba sobre como llevaban la alimentación del grupo en aquellos momentos, le contestó con una sonrisa delatora: <<ni de eso nos preocupábamos, pues solo teníamos en mente hacer música y tocar; en cuanto a comer ya se comería…>>. Y como resultado de ello la anécdota de una fatiga con lipotimia de Gustavo que calmó el malestar del músico al sentir el caldo de la señora del piso en su estómago.


La primera tocata, en plan esporádico, según Alberto fue en el Restaurante Los Monos en Sevilla, un lugar histórico y emblemático. Y les llegó la posibilidad puesto que había allí otros músicos tocando que hicieron porque debutaran para matar el gusanillo. El primer contrato, ya en serio, llegó el Domingo de Ramos, el día veintiuno del mes de abril de 1968. Aparecen en cartel junto a Karina y su conjunto en la Sala Ye Yé de la capital hispalense. De modo que lucen foto en la prensa sevillana y relato como “El sensacional grupo canario Nosotros”. Días después se publicaría una crónica en la que decía que en su primera actuación se habían convertido en figuras y se anunciaba la contratación del grupo canario para cinco actuaciones más.


Luego llegaría, a través de Pulpón, un contrato en la Base Aérea de Morón, en Sevilla, en la zona americana. Una zona que España había cedido a Estados Unidos para su uso en 1953, con motivo de la llamada Guerra Fría y firmada entre los dos países, por lo que además de la Morón se sumó la de Rota (para la USA Navy), Torrejón de Ardoz y la Base de Zaragoza (Aragón). Aquel lugar les impresionó pues tenían ante sus ojos una típica ciudad americana de las que se veían en las películas. Una guagua amarilla recorría toda la urbe con publicidad incorporada, sobre la velada en un local para la tropa y con invitaciones de entrada libre, para las señoritas españolas que quisieran acudir. Un mundo aparte donde los militares americanos hacían vida, disponían de todo, incluso porros, y podían pasar sus días allí destinados sin necesidad de abandonar el lugar. Tocaban en la denominada “Sala Las Palmas”, ¿una premonición más?, se preguntaban.


Toba recuerda con agrado ese tiempo en Morón, pues le sirvió para ir afianzándose con su voz y conjuntándose mucho más con el grupo que sonaba muy bien, además de ir perfeccionando su inglés, pues siempre le venía perfecto practicar el idioma. Es en ese momento cuando cambian de pensión y alquilan un piso en el barrio de Pino Montano, que por aquellos años comienza la barriada a recibir sus primeros habitantes. La señora propietaria, que vivía en el piso de abajo, les advirtió severamente que no quería escándalos, ni entrada de mujeres en la vivienda y ella, a cambio, se encargaría de confeccionarles la comida. A partir de ese momento la economía cambió y la comodidad les dio mucha tranquilidad. En ese mismo piso, con guitarras españolas ensayaban los temas cada día, para ponerlos luego en escena. Esa misma señora fue quien le diera el caldito a Gustavo para que se repusiera de la fatiga aquel día tras la foto que ven a continuación:


Album de Toba:: De izquierda a derecha: Gustavo, Toba, Paco Toribio, Fito, Jaime y agachado Isidoro. Alberto tomó la foto.



Más tarde, también enviados por Pulpón, les llegaría la estancia de seis meses de actuaciones en la Base de Rota en Cádiz. Una furgoneta les iba a buscar y los regresaba a casa. Desde el primer día contaron con unos carnets para entrar y salir del recinto; carnet que en una ocasión le dio un disgusto a Toba al dejárselo en el bolsillo trasero del bañador y mojarse mientras se daba un baño en la playa, lo que impidió la entrada en el recinto militar, hasta que de nuevo le arreglaron el problema. En su primera visita les llamó la atención el estado de las carreteras perfectamente adoquinadas y el orden y disciplina de la zona. Ya no tocarían para la tropa, pues su destino era el “Club Vandguard” de oficiales. Y la respuesta de los mismos, acompañados por sus esposa y novias españolas, de aquellos que estaban solteros, era magnífica por lo que los músicos se encontraban encantados de la suerte que habían tenido al conseguir el contrato.


Por cierto, el jefe de la sala que era un militar americano de dos metros, pelado al estilo marine, siempre estaba vigilante para que todo funcionara bien. Le gustaba escuchar las canciones del grupo y se sentaba para tomar una coca cola observándoles. En una ocasión que interpretaban el tema Funky Brodway de  Dyke and the Blazers —que fue una banda de funk estadounidense liderada por Arlester Christian que publicó este tema original en 1966, y que con posterioridad lo interpretaron Wilson Pickett así como Diana Ross con The Temptations— al llegar al estribillo de la canción, Toba El Macho, que siempre fue muy creativo, cambió la letra que decía: “Name of the dance funky funky Broadway” por: “[…] fuck  fuck Brodway”. El gigante se levantó como un resorte y esperó a que terminaran con la canción para expulsar al cantante de la sala por insultar lo suyo, el espíritu americano. Toba se empleó a fondo negando el hecho y alegando en su favor que le había oído mal. Paco Toribio intervino para salvar las sentaderas al cantante y poder seguir con la actuación.

Pasado aquel contratiempo, Toba hizo amistad con un negro americano llamado Leroy Willson que se encargaba, con su equipo de soldados, de atender la barra y hacer las tareas diarias de la sala, tal como la limpieza, el almacenaje, la carga de las neveras, etc.. Un día tras escucharle cantar Strange Brew de Cream, se acercó a él y le dijo con su peculiar acento tejano: <<Tu voz es como la nuestra, como la de los negros, déjate ver luego conmigo que te voy a dar una sorpresa>>. Toba no salía de su asombro, sabía de su gusto por la música negra, también que había matices que ya le habían comentado, pero aquella declaración venida de uno se ellos le impresionó. Leroy desapareció de la sala por un buen rato pero cuando terminó la actuación ahí estaba con dos discos de vinilo. El primero era un single de Samuel Cook, y se titulaba “A Change is gonna come” del sello RCA Víctor y grabado en 1963 antes de su triste muerte en 1964. Esta canción se convirtió en todo un éxito mundial debido al conjunto de matices que aportó, entre ellos el profundo sentimiento que arrastraba mientras duraba la canción y que la letra apostaba por su compromiso contra el racismo que desgraciadamente estaba de actualidad. En la otra cara un “Shake” con otro cariz más bailable y discotequero. El otro vinilo que le regaló era de Otis Redding, quien en diciembre del año anterior había fallecido a los veintiséis años, junto a otros miembros de su banda en un accidente de avioneta en Wisconsin, tras haber grabado el que sería su último disco titulado Sweet Soul Music. 

Aquel detalle no fue un hecho puntual, pues pasando los días Leroy le siguió aportando otros discos de cantantes americanos de soul y R&B como Joe Tex y Sam & Dave. El estudio de estos discos, más el conocimiento que ya nuestro cantante tenía de esa manera tan especial de sentir las canciones los cantantes negros, fue definitivo para él, pues le dejaría marcado para siempre con un estilo del que jamás se apartaría.

 

                                                Recorte de prensa del Club Ye - Ye (Sevilla) donde actuaron con Karina.

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